Hola! Espero que todas (y todos?) estén muy bien. Yo sé que
hace mucho que no escribo, pero a veces la verdad no sé si me leen jaja, pero
bueno, a las que sí, aquí va, ahora que Sebastián está tomando su siesta.
Pues les cuento que venimos regresando de nuestras
esperadísimas vacaciones. Nos fuimos a Cancún y después a Acapulco. Después de
salir tempranito de Querétaro el sábado 4 de julio, llegamos a asa de mis
suegros para que nos dieran de desayunar muy rico como siempre, y de ahí mi
suegro nos llevó al aeropuerto. La primera vez que viajamos con Sebastián en
avión! La verdad yo iba súper asustada, iba súper preparada con iPad, mamilas,
galletas, juguetes, comida, etc. (por cierto, se me olvidó una cucharita para
darle su gerber y la señora al lado de nosotros súper amable pidió a la
aeromoza un vaso de unicel y ahí medio que hizo una cuchara y eso nos ayudó
muchísimo para que Sebastián comiera! Felipe y yo nos sentíamos súper
primerizos.
*consejos para viajar en avión con bebés (ahora que ya pasé
por eso):
- una película en el iPad
- llevar TODO muy bien cargado, si tienes cargador externo o
pila, mucho mejor!
- llevar comida (a mí me sirvió llevar galletas María, que
le encantan a Sebastián, gerbers, etc.). Que no se te olvide la cucharita! =(
-llevar las mamilas ya con agua, (yo llevé 3! Uno nunca
sabe!) y la leche de fórmula aparte. Sí las dejan subir al avión sólo si ya va
el agua dentro de la mamila (si llevar una botellita de agua, aunque sea para
las mamilas, sí tes las quitan).
- llevar chupón, por aquello del dolor de oídos.
-darle su leche (o agua) justo cuando esté despegando y
aterrizando, pues dicen que ayuda mucho para que nos les duelas los oídos.
-llevar dramamine pediátrico por si las dudas
-llevar su juguete favorito o libro (sólo uno!)
-ir lo más ligera posible, es decir, si ya vas a llevar 3
mamilas con agua, gerbers, galletas, etc… no lleves otras cosas que no sean tan
necesarias que normalmente sí llevas en tu pañalera (repelente, bloqueador,
etc.)
-SIEMPRE guardas los documentos y pases de abordar en el
mismo lugar (yo guardaba siempre los pases, las 2 ifes y la cartilla de
Sebastián en la bolsa de la carriola que se cierra super bien).
Ok. Seguimos…
Llegamos a unas “villas” (que en realidad son como un mega
departamento dentro del hotel) padrísimas, nuestro cuarto muy bonito con una
vista al mar increíble. Digo, obvio no les voy a contar cada cosa de nuestro
viaje, pero en general les cuento que nos la pasamos muuuuy bien. Convivimos
con mis hermanos, mis sobrinos, mi mamá… visitamos a mi hermano que vive allá. Felipe
y yo nos escapamos a un tour de cenotes increíble (aunque él sigue con muleta,
lo disfrutamos muchísimo). Fuimos al barco pirata con mis sobrinos (me pasaron
al frente a “actuar”, qué oso). Felipe y yo salimos dos días en la noche a
echar unas cubas (yo, piñas coladas… creo que me tomé como 20 en el viaje).
Fuimos a Isla Mujeres, donde rentas carritos de golf para recorrer la isla.
Hacía muuuucho calor, de verdad insoportable. Al menos la vista y el paseo
valieron la pena.
El jueves nos regresamos de Cancún todos, y nosotros ese
mismo día en la noche salimos a Acapulco, ahora para convivir con la familia de
mi esposo. Ese día fue horrible, para qué les miento. Estuvo muy cansado estar
viajando todo el día, además a mi Sebastián le dio conjuntivitis, el pobre no
podía ni abrir los ojos. Al final, ahí mismo en el aeropuerto, la doctora de
servicios médicos nos ayudó a limpiarle los ojitos y a ponerle las gotas que el
pediatra me dijo. Llegamos a Acapulco como a las 10:00 pm. El chiste de todo
era ir a visitar a su hermana que vive allá y tomar unas vacaciones porque uno
de sus hermanos vino unas semanas antes de irse a vivir a Colombia (es seminarista).
La verdad yo estuve un día solamente, el viernes, pues el sábado mi avión a
México salió a la 8:00 am. Me regresé yo sola, pues tenía una reunión de generación
de prepa (hace ya 10 años que salimos de prepa!!). Sentí rarísimo dejar a mi
esposo e hijo y estar yo sola. La verdad lo disfruté mucho, pero siempre estaba
pensando en ellos.
Me impresiono mucho esa reunión, abrimos unas cartas que
escribimos el último día de clases, donde poníamos cómo nos imaginábamos en 10
años. Obvio to puse que iba a ser psicóloga (para ese entonces todavía no lo
tenía bien definido!), que iba a trabajar en una empresa e iba a estar casada
con mi exnovio y a tener dos hijos. Casi todas poníamos que casadas con hijos,
y la verdad es que al menos de mi grupo de amigas soy la única casada, e hijos
ni qué decir. Soy la única que tiene una vida más tranquila, como esposa y
mamá, ama de casa, maestra… y aparte viviendo en provincia!! Yo sé que yo
escogí esta vida, y soy feliz, pero no sé si les ha pasado que se preguntan qué
sería de su vida si hubieran tomado diferentes decisiones. Y no, no es
arrepentimiento, para nada! Es sólo curiosidad. Mis amigas viven unas vidas muy
rápidas, lujosas y “cosmopolitas” si lo quieren ver así. Se la viven viajando
todo el tiempo con sus novios, estudian maestrías, tienen una carrera
profesional súper exitosa, ganan muchísimo dinero, viven en Nueva York o ya
están planeando irse a vivir fuera de México… es una vida que estoy segura yo
hubiera tenido en algún punto de mi vida. No, prefiero la mía, soy más feliz y
estoy más completa, lo juro, pero a veces es difícil no compararse y dejarse
llevar por el materialismo y el consumismo y pensar que tal vez no estoy
haciendo nada productivo con mi vida, nada diferente a cambiar pañales, ir al
pediatra, al súper, hacer de comer, preparar mis clases, leer y estudiar en el
poquísimo tiempo que tengo libre… A veces me da ganas de dejarme de preocupar
por el dinero y la responsabilidad con mi familia, e irme a viajar sólo porque
sí, como mis amigas. A veces me da ganas de seguir con mi carrera profesional,
dedicarle todo mi tiempo y esfuerzo, y ganar mucho dinero y dejar de preocuparme
por eso.
Pero sólo a veces. Sé cómo me ven ahora mis amigas, les dio
muchísima risa que tuviera un grupo de mamás con las que me junto de vez en
cuando para irme a desayunar, cenar, dónde sea! Sólo para distraerme y
divertirme un poco (que al final terminamos hablando de bebés, pañales, alimentación,
escuelas…). Y a pesar de eso, mi vida está completa cada vez que logró hacer reír
a Sebastián, que me abraza fuerte y me da “besos” que consisten en babeadas en
la cara y mordidas en el cachete y nariz. Nada se compara a los chistes locales
y las risas con mi esposo antes de dormir. Nada se compara al amor exagerado
que siento por mi familia, al instinto de protección que tengo por Sebastián, a
estar dispuesta a defender con mi vida a esa personita que todavía no sabe ni
caminar. A agradecerle a Dios por hacerme mamá cuando muchas mujeres no pueden.
Nada se compara a mi familia, ni todo el dinero del mundo, los viajes, las
salidas fresas, el tiempo libre, la cerrera profesional más exitosa. Nada se compara
a mi vida que está llena. Y sí, creo que es normal a veces extrañar algunas
cosas, es tonto fingir que disfrutas cada momento y cada aspecto de una vida
como la mía, no… a veces se vale acordarse, preguntarse, tener curiosidad. Pero
al menos para mí esa curiosidad sólo reafirma que escogí bien, que esto es lo
que quiero y que mi vida, como todo con sus cosas buenas y malas, es justo lo
que quiero.
Espero que ustedes también estén viviendo la vida que quieran, y aunque a veces les entre la dudita de si realmente es lo que quieren, al ver a su familia sólo puedan confirmar esa decisión (y vocación) tan padre que compartimos de ser mamás!